Es un hecho que el bolívar soberano entró en circulación. Si bien va a estar anclado a una criptomoneda cuyo valor es el referente al precio de un barril de petróleo venezolano; es decir, entre unos US$ 70 a US$ 100 (sus equivalentes en Yuanes y Rublos), también habrá factores como el capital humano y el precio de los minerales extraídos en suelo venezolano (hierro, oro, coltán y diamantes) que determinarán el precio del denominado Petro.
El fin de la especulación
Hay cosas que van a pasar en el transcurso de unos meses (ya lo había dicho, no va ser de de la noche a la mañana). Lo que va a pasar es que de manera progresiva, el poder adquisitivo va a mejorar aunque de manera dificultosa; pues ya se ha comenzado a ver cómo los mismos comerciantes; aquellos que desde que Chávez ha llegado al poder han estado en desobediencia civil, empezaron el beneficio que le ofrece especular para tener ganancias.
En Maracaibo, dos locales han sido sancionados (y sus dueños tras las rejas) por incrementar el precio de un rubro en un 200 %. No va a ser la misma situación que se presenta cada vez que el presidente decreta un aumento salarial. El anclaje del bolívar soberano al precio Petro va a permitir que los precios se estabilicen y los usureros no tengan que recurrir al aumento, sino a una reducción de precios que después de seis meses van a ser constantes. Que no se crean los hije'putas de Dolar Today y los contrabandistas colombianos que van a seguir burlándose del bolsillo de los venezolanos. Se las tenemos jurada y a juro.
El fin del doble precio
Otra cosa que va a pasar es que con el nuevo cono monetario ya no hace falta vender efectivo en la calle. Ya el gobierno tomó previsiones para que tanto ellos como nosotros no vayamos a pasar el mal rato que pasamos cuando salió la segunda generación de billetes en diciembre de 2016, que incluso no llegaron a verse en los cajeros automáticos, sino en Maicao y Cúcuta. La circulación de efectivo en la calle también va a impedir que se manejen dos tipos de precios en los mercados populares: el que se establece por punto de venta o POS y el que se paga en efectivo, que resulta ser más barato que el primero. Ambos establecidos por el contrabando de efectivo que creció en la frontera.
El fin del bachaqueo.
Ok, ya había hablado del fin del bachaqueo de efectivo a la frontera. Ahora vengo a hablar del fin del bachaqueo de productos regulados gracias a que los precios van a ser equivalentes a lo impuesto por el mercado internacional. Incluso la gasolina va a dejar de ser barata para aquellos imbéciles que no tengan el Carnet de la Patria (cuidadillo si con esta medida surge una nueva mafia al respecto) porque creen que con eso van a apoyar al gobierno. Imaginamos los ingresos que se va a generar en unos dos años. Va a ser suficiente, por ejemplo, para invertirse en proyectos de obras públicas de gran envergadura que se paralizaron por falta de inversión o porque vampiros disfrazados de revolucionarios se hicieron un buen botín con el dinero designado por el ejecutivo nacional.
El regreso de los inmigrantes.
Otra cosa que podría suceder en el transcurso de unos dos a cuatro años va a ser el regreso de un sinfín de venezolanos que tuvieron que irse a países como Chile y Perú a prácticamente lavar platos y soportar desprecios de imbéciles xenófobos con exceso de orgullo. Hay que ver cómo marcha la economía de aquí a ese lapso de tiempo. Por mi parte ha sido un poco apresurado llegar a semejante conclusión, pues el mero hecho de emigrar pasaría a ser visto como un mero hobby o porque no quiere saber nada de Chavistas en Venezuela. Cuando desde afuera vean que las cosas han mejorado, van a querer regresarse, de eso estoy seguro...
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